18 de junio de 2010

Cecila Blanco logra la única medalla en tierras americanas

Única integrante del equipo español desplazado a tierras americanas que lograba subirse al podio. Cecilia Blanco alcanzaba el bronce en la World Cup de Brasil y se desquitaba del mal sabor de boca que dejaba el Grand Prix de Rio a ella y a todos los españoles que caían en las rondas preliminares, la madrileña lo relataba a MARCA.com: “Estoy muy contenta, las medallas siempre son una alegría y esta me desquitaba del resultado del Grand Slam de Rio donde me fue mal, no se puede decir otra cosa cuando caes en primera ronda, pero ahora es momento de alegría y de acordarse de aquellos que me apoyan y están ahí a lo largo de toda mi carrera, mi gente.La judoka del Judo Club Sotillo solo cedía en semifinales ante la campeona del torneo la cubana Onix Cortes, atrás había dejado a la ecuatoriana Vanessa Chala, a la local Maria Portela y en zona de repescas el bronce venia del suelo con una inmovilizada Maria Rojas representante de Venezuela, así lo detallaba la propia Cecilia “el circuito ahora mismo no es fácil en ningún continente, no se regala nada, al contrario hay mucha competitividad, los puntos para la olimpiada están ya en juego.
Han sido combates duros, Chala estaba fortísima, la brasileña Portela fue todo táctica, en semis llegamos al punto de oro y la cubana Onix aprovechó un error mío y no pasé a la final”
Cecilia Blanco es uno de los nombres propios y con mayúsculas dentro de la historia del judo español. Más de veinte años lleva subiendo a los podios esta madrileña de carácter tímido y porte serio, lo relata con toda la serenidad que le da toda esa veteranía, y desde la humildad y sencillez que caracteriza a los grandes, sin mostrar énfasis declaraba:“Llevo muchos años, he participado en muchas pruebas, echo la vista atrás y me siento satisfecha por lo logrado, pero sobre todo me siento afortunada por vivir lo que he podido vivir y experimentar gracias a este deporte.
"El Judo es mi deporte, me lo paso en grande, es el más divertido y el más completo. Se lo recomiendo a cualquiera, es el único deporte del mundo que no discrimina a nadie, lo puede practicar cualquiera: mayores, jóvenes, niños, de cualquier estatura, peso, complexión, es un deporte muy integrador y nada individualista”, añadió.

Exhibición, etapa y liderato de Gesink en Suiza


El holandés Robert Gesink, del equipo Rabobank, es el nuevo líder de la Vuelta a Suiza tras imponerse en la sexta etapa, la jornada reina disputada entre Meiringen y La Punt, de 213 kilómetros, en la que llegó en solitario tras una demostración de fuerza.
Gesink, de 24 años, la perla del ciclismo holandés, atacó en el ascenso al Albulap, último puerto de la jornada e inició un despliegue de poderío que le permitió presentarse en meta en solitario con 43 segundos de ventaja sobre el colombiano Rigoberto Uran (Caiss D'Epargne) y el español 'Purito' Rodriguez (Katusha), dentro del grupo en el que también estaba el suizo Oliver Zaugg (Liquigas) y el estadounidense Lance Armstrong (Radioshack).
La ambición de Gesink le valió para colocarse líder, con 29 segundos de ventaja sobre Uran, mientras que la tercera plaza es para el suizo Steve Morabito (BMC), a 36. Una demostración notable de Gesink, quien desbancó al alemán Tony Martin (Columbia), quien llegó a más de dos minutos del ganador.
Una jornada que no defraudó, ya que desde el principio hubo lucha, la escapada de rigor y finalmente batalla entre los nombres ilustres. Andy Schleck dio la de cal y la de arena. Atacó y luego se disipó en los últimos kilómetros, y Armstrong dio muestras de mejoría con el quinto puesto en la etapa y el séptimo de la general. Frank Schleck y "Purito" Rodríguez siguen en la pomada a 38 y 42 segundos del líder. Sin embargo Schleck no pudo estar con los mejores y cedió 1:20 en la etapa y está fuera del top ten a 1:40.
Dos puertos de categoría especial y uno de primera, todos ellos por encima de los 2.000 metros, en el menú de la etapa reina de la ronda suiza, la más larga de la presente edición con 213 kilómetros. Jornada muy dura con más de 4.000 de desnivel acumulados. Y sin respiro, en un sube y baja permanente.
Nada más empezar, de salida, el Col de Susten, con 27 kilómetros de ascenso al 5,8 por ciento de pendiente media. En sus rampas se formó una escapada de 13 corredores que llegaron al alto con 3 minutos de adelanto. Entre ellos iban los españoles Juan Manuel Gárate (Rabobank), Juanjo Oroz y Amets Txurruka (Euskaltel-Euskadi) y Pablo Lastras (Caisse D'Epargne). Completaban la aventura Edouard Vorganov (Katusha), Alessandro Vanotti (Liquigas), Brice Feillu, Marco Marcato y Wouter Poels (Vacansoleil), Jérémy Roy (Frrançaise des Jeux) y Mathias Frank (BMC).
En mitad del ascenso al Oberalp (1a), el italiano Francesco Gavazzi (Lampre) era el líder virtual, ya que solo estaba a 26 segundos de Tony Martin y el pelotón se hallaba a 6.30, diferencia que se mantuvo en la cima sin la menor alteración del gran grupo, donde el Columbia no se desesperaba al ver el retraso con los escapados.
En el tránsito hacia el último puerto de la trilogía de la jornada, la colaboración entre el Saxo Bank y el Columbia redujo la desventaja, un tramo de respiro antes de afrontar un perfil ascendente de 65 kilómetros que conduciría a la cima del Albulap, con el tope a solo 10 de meta.
El infatigable francés Brice Feillu se despegó del grupo de cabeza a 15 kilómetros de la cima y en el pelotón Andy Schleck cambió de ritmo e hizo una seria selección, con respuesta de Gesink y Matteo Carrara y más tarde de Devolder y Kreuziger. Un quinteto de alto nivel que fue recogiendo "cadáveres" en el interminable ascenso al Albulap. El líder, Tony Martin, había iniciado su calvario particular, como el suizo Fabian Cancellara.
Andy y compañía recibieron la visita de unos cuantos corredores, con 'Purito' Rodríguez, Armstrong, Leipheimer, Urán, Frank Schleck, Zaugg y Morabito, pero el menor de los Schleck volvió a alzar la voz para despegarse en busca de la cabeza, donde Feillu, a cinco kilómetros de la cima fue superado por Amets Txurruka y Juanma Gárate.
Aparecieron los candidatos al Tour de Francia a 4 kilómetros de la cima. Gesink y Schleck cazaron al dúo de ciclistas vascos. El holandés, a 27 segundos en la general de Martin, plantó a Andy y éste se reintegró al grupo de Armstrong, donde el estadounidense contaba con la custodia de Leipheimer y Kloden. Batalla sin cuartel entre los favoritos.
Gesink cruzó la pancarta del alto de montaña, situada a 2.315 metros, en solitario, con 1.20 minutos de adelanto sobre los perseguidores, con Frank Schleck y el suizo Oliver Zaugg de avanzadilla. Era en aquel momento líder virtual de la Vuelta suiza, pero faltaban 10 kilómetros de descenso en picado hasta la meta de La Punt. Poco que guardar y mucho que arriesgar para el joven escalador holandés, presente y futuro del ciclismo de su país.
Sexto en la Vuelta 2009 y tercero en la Amstel Gold Race del mismo año, Gesink necesitaba una victoria importante, y eso fue lo que buscó y encontró en la etapa más golosa de la presente edición. El corredor de Varsseveld no miró atrás y se mostró implacable en el todos contra uno. Supo guardar la renta para celebrar en meta la victoria más importante de su vida profesional. Un aviso para navegantes en vísperas del Tour. Este viernes se disputa la séptima etapa entre Savognin y Wetzikon, de 204 kilómetros.






'MVPau' gana su segundo anillo en un partido para la leyenda

Mientras los intensos focos del mundo entero apuntaban a la cabeza de Kobe Bryant, que posaba para un fotógrafo con su mujer y sus dos hijas con la mano extendida en señal de sus cinco anillos, Pau Gasol, detrás de la marabunta, disfrutaba en segundo plano del que es, posiblemente, el día más glorioso de su carrera profesional, atrás de la formación como el chico alto de la clase cuando hacen la foto de fin de curso. Antes, en la entrega del galardón, Kobe había llamado al larguirucho español para pasarle el trofeo Larry O'Brien antes que a nadie, rindiendo pleitesía al que, Kobe lo sabe mejor que nadie, fue el salto de calidad en el séptimo partido. Pero la metáfora volvía a ser clara: los focos para KB24, la gloria en segunda fila para PG16.
El MVP era para Kobe, y quizá en el global de los siete partidos puede que lo fuera para él. Pero sólo quizá. Pau Gasol reservó sus pocas fuerzas, las que no tenía, para jugar unos minutos finales de absoluta leyenda, siendo, sin duda, el alma del equipo, el que puso la victoria en la orilla para que los demás tocaran tierra. Es su labor en este equipo y la que acepta porque sabe que es el salvoconducto para ganar anillos. Ya van dos, y los que vendrán. MVP para Kobe, 'MVPau' para Gasol.
Dicho esto, hay partidos que son imposibles de describir, que te pasan tan por encima que no hay análisis técnico-táctico posible: sólo pueden describirse desde las emociones, desde las pasiones que el deporte y sólo el deporte es capaz de despertar. La tensión inaudita, el mundo mirando en pleno a 10 tíos, y ellos ahí, plantados en una placa de parquet brillante, controlando toda esa presión en un deporte de precisión, que exige pulso firme para que una pelota pequeña entre por un aro que mengua en días como éstos. Y entre toda esta marabunta de arrolladoras emociones, un tipo de una pequeña población de un pequeño país, alargado como un ciprés, blanco como un alma pura, barbudo como un guerrero sin fusil. En esa colección de dioses en medio de la batalla, uno de los nuestros tomando el mando, templando, animando. Nadie puede hacer más poderoso a su país y a los que lo admiramos que Pau Gasol.Es, quizá, el partido más emocionante de la historia de las Finales de la NBA, que ya es decir. No el mejor, porque a fe que fue un desastre. Una colección de pequeños dislates en la que los Lakers se salvaban en la primera mitad (seis abajo) con un 26% de tiro por haber agarrado 15 rebotes en aro ajeno; un desbarajuste en el que los Celtics se llegaron a poner 13 puntos por delante (49-36, minuto cuatro de la segunda mitad) y que se resolvió en siete minutos finales de una tensión aplastante (61-61, a 7:29 para acabar); un despiporre en el que Gasol puso la calma, la paciencia, el liderazgo tras un partido malo, dato éste que quedará borrado para siempre por la excelencia de su actuación en los momentos ardientes del asunto.
Los Lakers se comportaron como un equipo campeón, y los Celtics también. Los dos merecían el triunfo, como siempre que se produce un final memorable. Ofrecieron un espectáculo que trasciende lo deportivo, porque el puro juego no fue para tanto. Ellos llevaron al límite la verdadera alma de este juego llamado baloncesto, el único capaz de crear un lienzo de pasión pintado contra el reloj, el deporte que es capaz de convertir el orden que le es inherenente en un bendito caos.
Kobe Bryant marcó el paso (11 puntos en el último cuarto), pero Gasol fue el alma de la película cuando se acercaban los títulos de crédito y había que besar a la chica. En el último acto clavó nueve puntos, pegó dos asistencias en el momento más tenso, peleó por cada balón y agarró cada rebote que pasó por su radio de acción. Fue el mejor en los minutos más importantes de un partido en los últimos años. Vale, no es el MVP. Pero tiene dos anillos y el título de 'MVPau'. Un orgullo para él y para todos nosotros. Porque como decía el hombre al que más hemos echado de menos un día como hoy, la vida puede ser maravillosa. Vaya si puede.