30 de enero de 2011

A por su undécimo ochomil... ¡a los 72 años!

Carlos Soria parece poseer el elixir de la eterna juventud. A punto de cumplir los 72 -lo hará el 5 de febrero- lleva toda una vida vinculado al alpinismo aunque no de forma profesional, y lo que le queda. Mientras la mayor parte de su generación trata de llevar una vida lo más tranquila posible, Carlos se ha marcado como objetivo completar la ascensión de las catorce montañas más altas de la tierra. Va por buen camino, lleva diez y seis de ellas las ha coronado ¡tras cumplir los 65!. En la actualidad le faltan por ascender: Anapurna, Kanchenjunga, Dhaulagiri y Lhotse, que será su próxima parada en marzo.
"En octubre conseguí mi décimo ochomil pero fue especial porque era la primera montaña a la que fui del Himalaya hace 37 años. Y además pude ayudar al colegio que había debajo del Manaslu con material, colchonetas, ropa para niños...Fue más que on ochomil. Y ahora, siguiendo con esta manía que me ha dado de intentar subir a las 14 montañas de 8.000 metros, creo que soy la persona más mayor que tiene ganas de hacerlo, no la única que puede hacerlo. Esta primavera es muy fácil que vaya al Lhotse, que tiene 8.560 metros y está pegada al Everest. Es muy posible que a finales de marzo vaya allí", nos cuenta.
El caso es no parar. Tiene una vitalidad envidiable pero él no le da importancia. "No paro porque toda mi vida he sido así. Tenía mi pequeño taller de tapicería y estoy acostumbrado a no parar. Además, a esta edad, en el plano deportivo, si paras cuesta mucho coger la forma. Normalmente la altitud te come mucho músculo y cuesta recuperarlo". Por eso intenta mantenerse en forma entrenándose con "un recorrido por la sierra, escalando un poco, montando en bicicleta o haciendo series en el monte al lado de Moralzarzal", donde reside.
A pesar de haberse dedicado a un sector que nada tiene que ver con la montaña, desde siempre se ha sentido alpinista, aunque no lo haya sido de forma profesional. "Yo era tapicero, un buen tapicero además, pero he nacido alpinista y siempre seré alpinista. Es algo que me va a apetecer el resto de mi vida".
Una vida imposible de entender sin una montaña de por medio. "Fui a las primeras expediciones que se formaron en España, entre ellas las del MacKinley (Norteamérica), al Cáucaso en el año 68, en la primera expedición al Himalaya también iba yo y la primera vez que se fue a Pakistán, al Karakórum", nos recuerda.

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