3 de julio de 2010

Cancellara pone la 'moto' y Armstrong enseña las garras

'Espartaco' Cancellara se hizo con el prólogo de la 97ª edición del Tour y se vestirá de amarillo demostrando que el único motor que le empuja para ser el auténtico dominador de las contrarrelojs son sus piernas y su corazón indomable. El suizo marcó un tiempo de locos sobre un trazado mojado en el que Lance Armstrong dio el primer aviso serio a Contador metiéndole cinco segundos en la línea de meta.El prólogo por las calles de Rotterdam estuvo marcada por la incesante lluvia que comenzó a caer desde el principio de la prueba. Sin embargo, hubo un hombre, el alemán Tony Martin, que se libró de las inclemencias meteorólogicas al salir en undécima posición, una estrategia, que como el mismo protagonista ha confirmado, tenía estudiada desde hace varios días atrás.
Durante las más de tres horas que separaron la salida del alemán hasta la de los hombres importantes, nadie fue capaz de acercarse a su tiempo de 10:10 en línea de meta, una bonita cifra para enfundarse por primera vez el maillot amarillo.
Bradley Wiggins, otro de los grandes candidatos para el día de hoy, intentó la misma pillería que Martin, pero para su desgracia la lluvia arreció con más fuerza cuando tomó la salida. Los Millar, Leipheimer, Kloden, Brajkovic, Evans y compañía pasaban por los puntos kilómetricos sin hacer sombra a los tiempazos del llamado a ser en un futuro no muy lejano el heredero de Jan Ullrich, quizá una comparación demasiado exagerada.
Sin embargo, el cuento de hadas del teutón se empezaba desvanecer cuando mediada la tarde salían los primeros rayos de sol. El asfalto se iba secando y Cancellara se preparaba en el rodillo para la empresa. Con el maillot arcoíris de campeón del mundo y el dorsal número 13 dado la vuelta para evitar el mal fario a sus espaldas, 'Espartaco' comenzaba su particular duelo contra el mundo.
Esta vez no habrá lugar para las suspicacias. No en vano, su bici pasará un 'control antidopaje. Su victoria representa la del ciclismo antiguo, la de los héroes consiguiendo gestas año tras año, poniéndose retos cada vez más dificiles.
Lo mismo se puede decir de Lance Armstrong, que con 38 años, ha sido capaz de enseñar las garras a uno de los ciclistas que están llamados a marcar época, incluso a superar la leyenda de sus siete Tours.
El americano aventajó al español en cinco segundos en la línea de meta, si bien es cierto que el de RadioShack arriesgo más, consciente de que tiene que meter presión a su ex compañero de equipo de cualquier forma humanamente posible. Armstrong se pareció al que era antaño, con una frecuencia de pedaleo frenética, aunque la figura sobre la bicicleta - los años pesan a todos - ya no es la misma.

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